martes, 29 de marzo de 2011

Azul

Por Sylvia Teresa Manriquez


El miedo me fue invadiendo poco a poco, no podía despegar la mirada de las imágenes aterrorizantes, me sentía paralizada. Las manos huesudas y frías surgieron del suelo, atraparon mis pequeñas piernas que colgaban en la orilla de la cama. Mi grito asustó además de a los habitantes de la casa, a toda la cuadra. Mi abuela, que estaba cerca, tornó dura su mirada azul, y solo atinó a asestarme un certero bastonazo en la espalda, reacción de auto defensa pues sintió que el susto irremediablemente le provocaría un infarto.

- ¡Callate niña! ¡No grites así!-

- ¡Pero es que mi tío Isauro me asustó!

- ¡No te asustó nada, aquí no hay nadie!

Y en efecto del tío ni sus luces, había huido.

Recuerdo muy bien esa tarde de verano en Navojoa. Solíamos reunirnos en la habitación de la abuela, porque tenía refrigeración. Jugábamos lotería, la oca o serpientes y escaleras, apostando con frijoles, o disfrutábamos las películas que pasaban por el canal dos de Televisa o el dos de Obregón. Este último transmitía las cintas de El Santo y Blue Demon contra una serie de horripilantes monstruos. Una de esas me tenía casi petrificada, cuando el adolescente tío Isauro, decidió meterse debajo de la cama y esperando al climax me dio el susto de mi vida.

Sospecho que a él debo mi miedo a la oscuridad.

La casa de la abuela tenía un largo pasillo, a un lado del cual estaban las tres recamaras, y del otro, la sala, el comedor, la estancia, y al final la cocina. Para ir a esta última se tenía que recorrer ese camino, que de día era amplio e iluminado, pero de noche, presentaba oscuridad amenazante.

Tal vez por ser de las mas pequeñas me enviaban a apagar la luz de la cocina, que quien sabe porque todas las noches se quedaba encendida. A pesar de mis protestas, bastaba una amenaza con el bastón de la abuela para convencerme de ir por ese temible corredor, que mi imaginación de 6 años, llenaba de brujas, alimañas, zombies, fantasmas y demás seres terroríficos que veía en las películas de El Santo.

Y allí me tienen caminando con los ojos bien aguzados, y los oídos abiertos, con pasos lentos, hasta llegar a la cocina, sin entrar deslizar la mano por la pared para, desde lo mas lejos posible apagar la luz y regresar corriendo, pero, cuando casi llegaban mis deditos al “apagador” ¡zas!

Otra vez la mano huesuda los atrapaba y de nuevo el susto. Entonces si, la abuela regañaba al tío Isauro, aunque el pavoroso sobresalto nadie me lo quitaba.

Con el tiempo, el tío Isauro Quiroz Narváez, se fue a estudiar a Guadalajara. Cuando volvió, yo también había crecido, ya no hubo mas bromas espeluznantes. Hasta la fecha, es uno de mis tíos favoritos. Se casó con mi tía Elsa Antelo y tienen tres hijas, viven en Navojoa.

De mi abuela recuerdo el color de sus ojos, que lo mismo acariciaban que regañaban. Como cuando me cachó robándole los chocolates con cereza que mi padre le traía de Nogales, Arizona. Los dulces se volvían irresistibles cuando ella misma me regalaba uno, haciendo que mi paladar no pudiera olvidar el exquisito sabor. Aprovechando su siesta me escabullía hasta el armario donde guardaba la cajita y tomaba solamente uno, pero repetidas veces, hasta que me encontré con su hermosa, silenciosa y desaprobatoria mirada.

Recuerdo sus ojos, también, cuando enfermó. Embolia dijo el doctor, una más. La presencia del cura en la casa con la sotana negra me impresionó. Esa vez nos reunieron a todos los nietos y bisnietos, de uno en uno nos fueron llevando ante ella. Con mucho cariño me abrazó, acarició mi rostro y recomendó me portara siempre bien. Sus ojos azules me abrazaron tan fuerte como sus cansados brazos.

Mi abuela, mi Nana Linda, Hermelinda Baez, falleció al día siguiente. Sus ojos azules regalaron el color al cielo para recordarme eternamente su cariño.


Presentan Conapred y Canal 22 programa contra la discriminación

Leonardo Bastida Aguilar

México DF
, marzo 29 de 2011.
Las personas con VIH, la comunidad lésbico-gay, las mujeres, los niños, la población afromexicana, y las personas con discapacidad son los protagonistas del nuevo programa de Canal 22 “Nosotros, los otros. El Espejo de la Discriminación”, realizado por el periodista Víctor Ronquillo con la finalidad de mostrar a la audiencia, la fuerte discriminación que se ejerce contra algunos sectores de la sociedad.
Estrenada el pasado 8 de marzo, la producción realizada por Canal 22 y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred), tiene como objetivo, aseguró Ronquillo durante la presentación oficial del programa televisivo en la Cineteca Nacional, “abatir la prácticas de discriminación y generar empatía entre los distintos miembros de la población”.
Recalcó que es el programa es producto de alianzas que pueden tener una incidencia en la sociedad, pues por medio de testimonios de las personas que sufren discriminación, se contextualiza la situación en general y se muestra como en México, las prácticas discriminatorias son más comunes de lo que piensa la población.
El autor de libros como El Blues de la Mataviejitas aseguró que esta producción busca tener un efecto positivo en los espectadores, quienes al escuchar y observar la situación de los miembros de grupos vulnerables a la discriminación, pueden dar cuenta de la gravedad del problema sin necesidad de hacer denuncias explícitas.
Por su parte, Ricardo Bucio, titular del Conapred, señaló que la difusión de la cultura de la no discriminación en espacios televisivos, es fundamental para revertir estas prácticas de la sociedad. Añadió que se necesitan formas creativas para poder erradicar la discriminación en el país porque existen maneras muy creativas de discriminar.
A su vez, Irma Pia González Luna, directora general de Canal 22, comentó que esta teleserie fue pensada para atraer a los jóvenes, porque son el sector más sensible al tema.
González Luna recalcó que la producción de este tipo de programas, el cual tuvo una inversión de un millón 600 mil pesos, responde al compromiso de Canal 22 de ser el canal cultural del país, y muestra otra faceta de las producciones televisivas sobre cultura, las cuales no necesariamente deben ser “sobre ópera”.
Explicó que “Nosotros, los otros. El Espejo de la Discriminación” consta de 13 programas, en los que se abordarán los temas de educación y la falta de políticas públicas, los derechos de las personas con discapacidad, discriminación por orientación o preferencia sexual, derechos de las niñas y los niños, población callejera, trabajadoras del hogar, derecho a la salud y VIH, y un capítulo final titulado “Los espacios de la discriminación”, en el que se hará una recapitulación de los 12 programas anteriores.
“Nosotros, los otros. El Espejo de la Discriminación” se transmite los martes a las 21:00 horas por Canal 22. Esta noche se presentará el capítulo Modernas esclavas: trabajadoras del hogar.

Tomado de

Entrada destacada

 Poesía Palabras para descifrar el laberinto del silencio.  Sylvia Manríquez