lunes, 25 de enero de 2010

No quiero deber favor alguno a los gachupines...

Doña Leona Vicario nació en la ciudad de México en el seno de una familia acomodada en 1789.
A la muerte de sus padres quedó bajo la tutela de un tío materno, el Lic. Agustín Pomposo Fernández.
De la fortuna heredada de sus padres, doña Leona pedía a su tío y tutor diversas cantidades, destinadas a favorecer el movimiento insurgente. El tío desconocía el uso que le daba doña Leona a ese dinero.
Siempre manifestó su rechazo a los españoles a grado tal que cuando ella iba por la calle y alguno de ellos le cedía el paso, se bajaba de la banqueta y expresaba que "no quería deber favor alguno a los gachupines".
En el bufete de su tío conoció al liberal pasante de abogacía, Andrés Quintana Roo, con quien más tarde contraería nupcias. A pesar de la estrecha vigilancia a la que estaba sujeta, doña Leona Vicario logró establecer un correo con los insurgentes, haciéndoles llegar oportunamente las noticias de la capital, lo que les evitó, en no pocas ocasiones, sorpresas desagradables.
Descubiertas sus actividades fue llamada para dar explicaciones pero ella se mantuvo firme en sus convicciones independentistas, defendiendo valientemente a los insurrectos; como resultado de lo anterior se le encerró en el convento de Belén de las Mochas.
Existe otra versión en la cual se establece que doña Leona fue llevada al convento a instancias de un tío suyo llamado don Fernando, realista irredento, mismo que montó en cólera al enterarse que su sobrina proporcionó a su hijo, los medios para que éste se uniera al movimiento insurgente, muriendo en la batalla del puente de Salvatierra al lado del general Ramón Rayón. Del convento de Belén fue rescatada y llevada a San Juanico, donde se disfrazó de negra para salir sin ser reconocida, montada en un burro cargado con cueros de pulque, con rumbo a Tlalpujahua, en esa localidad se casó con don Andrés Quintana Roo.
De Tlalpujahua se dirigió a Oaxaca donde se encontró con Morelos; al huir de México, el gobierno virreinal confiscó todos sus bienes y la declaró traidora.
Doña Leona Vicario sufrió junto con los insurgentes toda clase de peligros durante las campañas de guerra.

La primera hija del matrimonio Quintana Roo-Vicario, nació en el piso de una choza.
A propósito del nacimiento de su primogénita, don Andrés Quintana Roo le dedicó la siguiente cuarteta:
"En Nanchistitla nacióuna indita americanaque se llama Genovevay se apellida Quintana".?
En los campos de batalla, doña Leona se aprestaba a curar a los heridos y ayudaba a su esposo a elaborar las estrategias y planes de guerra.

Con la consumación de la independencia, el Congreso de 1822, restituyó en parte, algo de la fortuna que la heroína había destinado a la guerra de independencia.

Falleció el 24 de Enero de 1842.

Fuente: http://redescolar.ilce.edu.mx/

Concierto de aire, y lluvia, en el templo


Por José Octavio Sosa.


Conformado por cuatro destacados músicos mexicanos, el Cuarteto Nacional de Clarinetes de México, obtuvo el lluvioso viernes 22 de enero un éxito singular en el Templo de la Purísima Concepción de Álamos Y escribí singular ya que a pesar de la lluvia, que había iniciado desde muy temprano, el templo se llenó y no para rezar, y no sólo eso, sino que a medida que transcurría el concierto, y entre pieza y pieza musical ejecutada estupendamente, más gente continuó entrando al recinto, la mayoría mojados por las primera lluvias del 2010.
El Cuarteto Nacional de Clarinetes de México está formado por Luis Alfonso Mora, Paula Hernández, Diego Cajas y Alejandro Moreno, ejecutantes de alto nivel que se han presentado con las más importantes orquestas de México en los foros más representativos de la República Mexicana y de Centro y Sud-América.
No es cosa de todos los días, ni de todos los festivales, presenciar un concierto de esta naturaleza: cuatro clarinetes y los cuatro muy buenos.
Demostrado quedó en el programa que con música de Georg Friedrich Händel, George Gershwin, Paul Harvey, Diana Syrse, John Lennon, el hidalguense Abundio Martínez y el sonorense Arturo Márquez, ofrecieron, con composiciones originales y originales arreglos de un repertorio de todas las épocas que fue calurosamente aplaudido.
Nos regalaron de encoré el Rondó a la turca de Mozart, Summertime que ayer escuchamos a Jessye Norman y una polka de Abundio Martínez.

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